Imagina que dentro de tu cuerpo existe un tejido sutil pero poderoso que guarda cada emoción, cada tensión y cada experiencia que has vivido. Ese tejido es la fascia, una red invisible que rodea tus músculos, órganos y todo tu ser. Aunque no la veas, la fascia está siempre allí, capturando cada emoción no expresada, cada tensión no liberada y cada recuerdo no procesado.
La fascia no es solo un "envoltorio" de tu cuerpo, es un sistema profundo y dinámico que está lleno de nervios, fluidos y energía. Registra todo lo que experimentas, desde las alegrías más intensas hasta los momentos de angustia, y mantiene esas memorias vivas en su red. Como el agua que guarda el camino de un río, la fascia conserva esas emociones atrapadas en su flujo, incluso cuando parecen haberse desvanecido.