El Dr. Juan Ramón Pérez Sánchez (Jota) nos comenta que la definición “la enfermedad es la fricción entre el alma y la personalidad” que escuchó cuando comenzó a estudiar esta técnica le hizo cambiar su concepción sobre la salud y la enfermedad.
Hacerse consciente de que la personalidad es la estrategia de adaptación al medio que adoptamos para que nos quieran, pero el alma es lo que realmente somos y para lo que servimos, le sirvió para entender el “para qué” de numerosos acontecimientos vividos.
Según él, la medicina tradicional se enfoca en suprimir las afecciones y las enfermedades para devolver un estado de completo bienestar físico, mental y social. Definición que la O.M.S. hace de la salud.
Según el Dr., cuando no conseguimos este objetivo continúan tratandonos con el fin de alcanzar el “estado” que indica la definición que acabamos de mencionar, si bien, para él, este “estado” es contrario al continuo cambio que representa la propia vida.
En un sistema físico o químico equivale a un equilibrio termodinámico que, en el caso del organismo humano sería la muerte, y aunque en este caso estaríamos ante una situación de ausencia de afecciones o enfermedades es evidente que no se consigue el completo bienestar físico, mental y social pretendido.
Según la R.A.E., un “estado” es “la situación especial en la que se halla alguien o algo”. La propia dinámica de la vida nos anima a buscar este “estado”, aunque sería una falacia creer que se puede mantener constante ya que la vida es cambio.
En Grecia había dos tipos de médicos: los de los esclavos y los de los hombres libres. Los primeros utilizaban plantas y ungüentos para aliviar a los esclavos de sus dolencias y que pudiesen seguir trabajando. Los otros acompañaban a sus pacientes a que descubrieran qué mensaje les traía la enfermedad que padecían.
El Dr. nos propone guiarnos por la definición etimológica de salud: “Capacidad de superar obstáculos”, más afín a los médicos de hombres libres cuyo objetivo no se limita a suprimir enfermedades, sino que trabajan por descifrar su mensaje.
Los síntomas se perciben a nivel consciente pero su origen suele ocultarse en el inconsciente. Lo que llamamos enfermedad en más ocasiones de las que nos gustaría es una resistencia inconsciente al cambio.
La propuesta que nos hace consiste en afrontar los síntomas con la actitud de un niño, de un eterno aprendiz, ya que esta es una magnífica manera de superar los obstáculos que nos va regalando la vida. Nos recuerda a Hamer, cuya visión también se integra dentro de la Sintergética, apostando por que toda enfermedad sucede ante un shock psíquico, altamente traumático, que te pilla a contrapié y vivido en aislamiento. O sea, cuando no puedes superar un obstáculo.
La vida siempre te va a avisar de: “Por ahí no vas bien”, en referencia a tu alimentación, a tu actividad física, a tu stress, a tus relaciones, a tu imagen de ti… en forma de molestias, síntomas o incluso de enfermedad. Siempre, de alguna manera va a sonar una alarma que nos va a indicar que puede haber un incendio. Podemos quitar la alarma o apagar el incendio. Y mejor aún tomar la actitud de los buenos bomberos forestales que trabajan sobre el terreno en invierno para evitar que se produzca el incendio.
En Sintergética la terapia consiste en “elevar los ojos del paciente al alma”, siendo el alma el aprendiz en nosotros. Entonces, surge la pregunta: ¿Es necesario esperar a que llegue el maestro (dígase enfermedad) para aprender la lección, o podemos asumir desde ya, una actitud consciente de aprendiz?
Según (Jota), incluso desde el sistema general de salud se están dando pequeños pasos para cambiar la estrategia de atacar la enfermedad por promocionar la salud. La Sintergética, con su visión integral y de síntesis se puede considerar un buen eslabón porque aúna lo mejor de la medicina científica con una nueva visión del proceso salud-enfermedad en el que participan tanto los médicos como los pacientes, desde una actitud participativa y responsable.
Tal y como ha dicho en alguna ocasión Jorge Carvajal: “La salud es algo demasiado importante como para dejarla exclusivamente en manos de los médicos.”
